La determinación es una de las cualidades con la que los intrépidos se hacen de resultados que trascienden más allá de los obtenidos por los cobardes más “valientes”.
Los cobardes más “valientes”, nefelibatas sirvientes de la falacia, viviendo en una realidad movida a diario por el trémulo de las necesidades del día a día… Víctimas de su propia inacción.
Los espíritus de capacidad inmarcesible, domadores del todo, son movidos por seres intrépidos que buscan trascender a través de sus actos, esos que van por todo teniendo como premisa que nuestro paso por esta inmensa masa de tierra es algo efímero.
Todos en nuestras vidas conocemos personas víctimas de su inacción, presas por sus miedos e inseguridades, muchas de ellas seres con mucho potencial pero que decidieron dedicar sus energías a involucionar.
Con el paso imperdonable del tiempo, se han convertido en plañideros mal pagados con la decepción causada por el contacto directo que tienen con el crecimiento y evolución constante de las víctimas de su odio, ese que es derivado de la frustración de no haber podido llegar a obtener o mantener una racha positiva a lo largo de su corto paso por el mundo de los vivos.
Para los que nunca se rindieron suenan los cantos gloriosos que celebran se hayan mantenido indemnes e “Invictos” a esta altura de la batalla. Son tiempos tan difíciles como memorables, unos donde hay que demostrar capacidades y fortalezas dentro de un terreno donde la mediocridad convive día a día al lado de los más calificados ejerciendo fuerza por hacerse con el control de todo lo que pueda destruir.
La esperanza de los que nos declaramos en rebeldía absoluta contra la desidia, la ignorancia y la pereza, es que sea enarbolada una bandera donde a través de las causas justas, hagamos que sean más los agentes constructores de esa tan deseada prosperidad… La misma que se logra únicamente cuando el esfuerzo de los mejores transforma e inspira hasta al más lánguido de los eslabones de la sociedad.
El compromiso de los más determinados de la cadena es el de educar y transformar hasta al más pusilánime de los seres, solo será ahí, cuando comenzaremos a sumar las fuerzas que harán que la construcción de un futuro promisorio tenga tanto sentido como razón, siendo aquí cuando comiencen a verse los vestigios de una realidad que se mantendrá en el tiempo haciendo de esta una mejor sociedad.
Carlos Urbina